Centro Cultural Los Talleres

Historia


Bauhaus y Diáguilev como modelo 
Tras formarse como historiadora del arte y especialista en literatura francesa en la Universidad Rice, de Houston, Texas, Isabel Beteta decidió echar raíces en México al cursar la carrera de restauración de bienes muebles y concretar en 1981 su ideal: generar un espacio en el que convivieran y trabajaran juntas diferentes expresiones artísticas. 
Beteta se inspiró en la escuela Bauhaus, lugar de experimentación artística de diversidad de disciplinas como la arquitectura y el diseño, surgida en Alemania en 1919, que albergó a la vanguardia de entreguerras. También tomó como referente a Serguéi Diáguilev, fundador en 1909 de los Ballets Rusos, compañía que incluyó a grandes bailarines, así como a los mejores coreógrafos, pintores y compositores de la época. 
Patricia Mendoza, la gran cómplice 
Para este proyecto multidisciplinario, eligió como sede del Centro Cultural “Los Talleres” la casona ubicada en Francisco Sosa #33 en la colonia Del Carmen Coyoacán, propiedad de su familia, a la que en 1985 añadiría el #29.  
La complicidad con la historiadora del arte Patricia Mendoza fue vital para poner en marcha el ideal de Beteta, pues era una gran conocedora del medio de las artes plásticas y logró contactar a creadores emergentes de buen nivel para que presentaran ahí sus obras. 
Mendoza, fundadora del Centro de la Imagen, fungió como curadora de la Galería de “Los Talleres” programando una exposición temática por mes. Cada semana se realizaba una actividad de otra disciplina artística o filosófica con el mismo tema. El centro cultural duró un año con este formato y luego predominaron las exhibiciones. 



La fuerza de la plástica en los años 80 
Dentro de los talleres que este espacio acogió destaca el de arte por mimeógrafo de Felipe Ehrenberg, pionero del mail art, el media art, el performance y las instalaciones.  
Mediante el taller de grabado de Raúl Soruco se convocó a artistas ya consagrados como Raúl Anguiano y Francisco Toledo y a jóvenes que por entonces comenzaban a destacar, como Maris Bustamante, Julio Amador y los hermanos Castro Leñero. 
Entre otros creadores que ahí exhibieron sus obras destacan Flor Minor, Magali Lara, Eloy Tarcisio, Carla Rippey, Gerardo Suter, Lourdes Grobet y Rafael Barajas “El Fisgón”. 

Apuesta por la danza 
De manera paralela, Beteta comenzó a estructurar una escuela de danza en la que primordialmente se impartía clásico, contemporáneo y flamenco. 
En un inicio, el patio del inmueble histórico en Coyoacán acogió performances en los que participaban tanto gente de danza como artistas plásticos. Poco después, se convirtió en un escenario incipiente para presentar las prácticas escénicas de la escuela. El escenario creció cuando Beteta decidió programar solos, duetos y grupos de cámara.  


Cierre de la Galería 
Una vez que culminó la etapa de Patricia Mendoza como curadora, la Galería también tuvo como directores a Gloria Blanco y José Lever.  
A los cinco años de su nacimiento, la Galería cerró sus puertas, pues escaseaba la venta de obra. Los talleres artísticos, sin embargo, adquirieron relevancia. 
De tal manera, el Centro Cultural, en los años 80, fue un lugar de exhibición para los grandes artistas de la época y un espacio naciente para la danza contemporánea 
Escenario independiente enfocado en danza contemporánea  
En la década de 1990, el foro del Centro Cultural “Los Talleres” se consolidó como un espacio independiente para la danza contemporánea.  
Ahí se gestó en 1991 la temporada internacional más importante y longeva de este escenario: Soliloquios y diálogos bailados. En los primeros años un mexicano y un extranjero compartían el programa. La idea original era que no se limitaran a presentar un solo o dueto pequeño, sino que apostaran por un concepto de mayor peso escénico. 
La danza contemporánea, con énfasis en la técnica Limón, comenzó a expandirse en “Los Talleres”, a la par que sirvió de sede para grupos profesionales de este género dancístico, incluyendo Nemian, compañía fundada por Isabel Beteta y Rosario Verea en 1993.